Romanticismo C3

No es mi intención ser despectivo ni nada por el estilo, pero aunque nadie lo admita, todos pueden reconocer a aquellas parejas romanticonas C3.

Veamos un ejemplo. Sales un Viernes en la tarde, alcanzando a tocar la noche, en una de nuestras estimadas micros y te sientas entre la mitad y el final del enlatado (no muy atrás para no morir en un foruitus cogoteus, pero lo suficiente como para observar nuestra pintoresca fauna urbana).Vas por la Alameda, pasando Estación Central y sube una muchachilla de entre 15 y 25 años (en estos tiempos casi no hay diferencia en este segmento) seguida de un tipejo de la misma edad, pero que siempre aparentará estar cerca de los 15 años. Cada uno pagará su pasaje, ella caminará por el pasillo, ahora él la seguirá con una mano en cada barra diciéndole cosas en una oreja y ella lo tomará de la cintura mientras camina. Si tienes suerte se sentarán en una fila cualquiera donde los puedas ver (porque generalmente se ganan pa’ allá pa’ atrás), y la posición de viaje es la siguiente: ella se sienta al lado de la ventana, de frente, mirando hacia el pasillo y él en el asiento que queda, con un brazo apoyado en el espaldar del asiento de ella y el otro en el espaldar del asiento de en frente. Durante todo el camino él le dirá cosas al oído y ella solo reirá (obviamente comprarán algún maní confitado o chocman).

Mientras esa es la manera de movilizarse en locomoción colectiva (locomoción es como ponerse de acuerdo entre psicópatas…), la manera de hacerlo a pié es la siguiente: si buscan su destino caminando por algún parque, plaza, plazoleta, bandejón central o acequia… no acequia no, él siempre estará tras ella abrazándola por la cintura, y moverán sus pies de una manera desconcertantemente sincronizada; él le hablará cosas al oído y ella reirá. Ahora, si caminaran por una calle cualquiera, o cualquier lugar que no merezca una caminata tranquila y lenta, ella tendrá una mano en un bolsillo, en un bolsillo trasero de él, y él pondrá un brazo estirado en los hombros de ella, dejando la mano colgar, la que ella tomará con su brazo libre. Hablarán normalmente, aunque claro; de vez en cuando él le dirá cosas al oído y ella solo reirá.

A algunas personas (me incluyo), en pareja gustan de ir al cine de vez en cuando, tomar un helado, caminar por algún lugar interesante, o desde ir a una exposición de arte post impresionista a ir a una disco candente y fulgorosa. A otras personas sin embargo, les gusta por ejemplo, dar una caminata por el downtown’, compartir unas papas fritas con ketchup, o simplemente echarse en el pastito del bandejón central de la Alameda o en una banca del mismo lugar, abrazados a alta presión, y adivinen...

El romanticismo se puede dar en diversas formas y colores, mientras exista una pareja alúgubremente feliz y tranquila, siempre será agradable ver que en medio de la gris fábrica de autómatas o metrópolis, existen esperanzadoras manchas de color y cariño que sean de la forma que sean, hacen ver el lado humano de la masa de producción.