17 octubre 2006

El Ansia - Primera Parte

Un padre y su hijo viajaban en una camioneta por la carretera en medio de la noche. La lluvia intentaba traspasar el parabrisas con un frenético golpeteo. Solamente los focos de la camioneta se abrían paso en la oscuridad de la nublada y tormentosa noche. La ruta atravesaba los cerros y bordeaba las quebradas alejándose del campo para visitar la gran ciudad asfaltada.

El camino doblaba hacia su izquierda desafiando una quebrada hacia la derecha por un deshabitado cerro. El padre no bajó la velocidad de la camioneta, hace horas que no se cruzaban con ningún vehículo. Al pasar ya la mitad de la curva, un camión se acercaba por la pista contraria, y a su derecha, por la misma pista que corría la camioneta, un pequeño auto intentaba adelantar al camión. Bocinazos golpearon la tranquilidad de los cerros, seguidos de un fuerte ruido de la camioneta atravesando la valla de seguridad que los separaba de la quebrada.

Sin poder traspasar los vidrios y metales reventando de la camioneta, gritos de pánico de padre e hijo bajaban a una mortal velocidad cerro abajo, envueltos en un paródico baile de ruedas y parachoques girando entre los árboles.

Abrió los ojos; un espantoso silencio dañaba los oídos del malherido padre. Solo se escuchaba la lluvia golpear los restos de una destrozada camioneta a los pies de un gran árbol. Se encontraba boca abajo, con la cara hundida en el lodo, a casi cinco metros de los restos del vehículo. Volteó la cabeza para buscar a su hijo; solo veía lo que quedaba de lo que una vez fue su seguro medio de transporte.

Al intentar ponerse en pie, el dolor de mil agujas atravesó su pierna y un hombro. Tenía varios huesos rotos y sangre brotando de su frente, estaba mareado, tenía lodo entre los dientes, el frío no lo dejaba moverse con precisión. Se acercó a los restos de la cabina en busca de su primogénito, pero al llegar, solo alcanzó a ver en su interior a su hijo con la cabeza atravesada en el parabrisas y la columna torcida. La macabra escena azotó su alma con dolor y acabó con la poca energía que le quedaba para mantenerse en pié, cayó al suelo y perdió el conocimiento.

Continuará...

4 comentarios:

Cenicienta dijo...

Ansias: la teleserie nosturna de blog de pedro...

jajajajajajajaaa!!!

la weona jugosa!!!
jajajajajaa!!!

no de verdad me encantó tu historia...
ja-ja yo la leí antes que toos los weones que lean eso jajajajaja!!!
ya, deja de sacar pica...

el jugo...

besitos...

Rodolfo dijo...

wena historia, me gusta la novela, aun que espero el componente sordido que le de accion, no se, alguna relacion incestuosa, o mas sangre y carne molida jajajaj...
en fin, igual esta buena, veremos como sigue con la esperanza de que la segunda parte sea igual que o mejor que la primera, no como en las producciones gringas, si no asi como el cine frances o español que siempre es mas, tu sabes, como a mi me gusta jajajaj....

Pedro dijo...

Sin embargo, como decía un amigo (literalmente):
"¡Hueon!, en las películas francesas veí minas con las tetas al aire durante dos horas, ¡pero la hueá es tan artísitica que no se te para nunca!"

En fin. Nos os preocupéis, la sordidez siempre estará presente en mi bizarro cráneo Jajaja

Rodolfo dijo...

Asi me gusta hueon!!! historias sordidas y decadencia humana es lo que queremos ver!!!