Vigiliedad onírica cuasi·real persistente

No sé si a todo el mundo le pasa lo mismo, o definitivamente toqué fondo en mi faceta ergobizarra caótica.

Pero mi subconciente acaba de eliminar un día de mi larguísima vida. Veamos, recuerdo perfectamente cada paso que dí, casi recuerdo perfectamente la posición exacta de cada músculo de mi cuerpo a cada hora del día. Pero es como si todo solo lo hubiese imaginado, como si hubiera imaginado una historia sin pies ni cabeza y después la recordara.

No sé si será porque cada acontecimiento del día nunca fué planeado con más de tres minutos de anticipación, o quizá porque el tiempo simplemente jugó un rato con nosotros y pasaba de ser las doce del día a las cinco de la tarde en un par de minutos y después las dos de la tarde como si nada hubiese pasado. Llegué a mi casa y casi puedo recordar todo lo que hice aquí sin salir a ninguna parte. Hubo momentos rescatables y archivables en el supuesto día que acaba de pasar, y esta sensación los adorna con ese quimerismo, el mismo quimerismo de los recuerdos de la infancia lejana.

Tal vez esa sensación de mirar a otra persona, intentando quedarse con esa escena en la retina, mientras esa persona intenta lo mismo, en un juego de forcejeo por quedarse con ese puñado de fotones que ata las miradas por horas en nuestra conciencia (cuando en la realidad son centésimas de segundos). O perder el conocimiento un par de minutos y dejar al alma acercarse inconteniblemente a otra cercana y dejarla jugar en ese estado aespacial y fuera del tiempo.

Si es que este día realmente existió, algunos ínfimos momentos de tiempo serán archivados en mi memoria. Otros momentos simplemente no lograrán asentarse en mi cerebro por más de un par de horas.


¿No será que el puente que une mi memoria a corto y largo plazo hoy también está de feriado?
No pregunten por qué puse esa foto, ni yo sé jajaja...