27 agosto 2006

Incertidumbre, frenesí y compañía

Que decir, el sentimiento de incertidumbre es espantoso, es como una cucharada de ácido.
Bastante normal y sin intencionalidad es no decir absolutamente todo lo que se siente o se cree, de hecho es necesario para que todo gire y avance de una manera digerible.

El pequeño problema nace cuando un pequeño retazo de información, un par de palabras, o tal vez solamente una frase cliché, son olvidadas, o simplemente no consideradas. Es un bloque que otra persona olvida aportar a tu muro y sientes un vacío terrible. Es algo normal, nadie tiene un muro hermético, pero ciertos bloques son cruciales para la integridad de su entorno. Su asencia causa una angustia y ansia de acelerar el tiempo espantosa.

Hay distintos tipos de personas, eso todos lo sabemos. Hay quienes no necesitan de mucha comunicación, no necesitan ladrillos constantemente para mantenerse íntegros; son un muro pequeño, fácil de flanquear o sobrepasar. Otros necesitan de esa pequeña, sutil y aparentemente insignificante confirmación, ese ladrillo que mantiene el muro fortificado e inquebrantable.

Seamos sensatos. No es necesario recordarle a tus cercanos lo que sientes por ellos, si ya lo comunicaste una o dos veces, es suficiente, el mensaje ya llegó (...), esto sería cierto si fueramos autómatas mecánicos. El no recibir esta etérea recarga, inicia un caos de incertidumbre como un huracán de hojas metálicas.

Todo esto siempre referente a las emociones del momento; los sentimientos no se equivocan como las emociones, que lo hacen bastante a menudo. Tu zona sentimental logra mantener el equilibrio y evitar que te arrojes a tus más primales instintos. Gracias a estos sentimientos propios, y los expresados por otras personas, se crean y fortalecen potentes relaciones entre individuos sin importar manifestaciones emocionales explosivas, o dadas a la confusión.

Importante aquí es terminar recordando que se debe disfrutar de las emociones siempre con nuestros sentimientos cerca. Entenderse y disfrutar de todo esto, sin transmitir confusión, falta de comunicación con uno mismo, dudas, a otras personas que han alcanzado un momentaneo dulce equilibrio. Y repeler el corrosivo egoísmo, ayudando a entender a otras personas, las emociones que sienten, y evitarles la incertidumbre, decirles simplemente "te quiero".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas veces es necesario considerar que aquellos ladrillos que ayudan a mantener el muro en pie no son siempre palabras, las palabras no bastan; son las acciones las que te hacen sentir que realmente todo es verdad... hay veces en que no siento eso...

Anónimo dijo...

"el corrosivo egoísmo"

Pedro dijo...

El corrosivo egoísmo, entre uno mismo y sus sentimientos. Ser avaro en no querer esforzarse un poco en explicarles lo que no se recibe en explícitas frases.

Anónimo dijo...

El corrosivo egoísmo que nubla tu vista y tu corazón y terminas en una relación entre tus sentimientos y tú...

Anónimo dijo...

(mejora tu redacción, no se te entiende nada)

Pedro dijo...

orry, este blog lo hice para desahogarme escribiendo libremente en espirales y frases individuales, no para exponer al mundo mis ideas didácticamente.

Me fué bastante ofensivo eso, es como decir "corre más rápido, pierdes todas las carreras", las habilidades se mejoran con el uso, no solo decidiendolo. Y como tales, siempre se está conciente de que todas las destrezas se mejoran constantemente, no tienen un nivel fijo que uno puede decidir optimizar de un dia a otro.

Me refería en que a veces uno es egoísta con sigo mismo. Y no se da el trabajo para interpretar las acciones de otros, y solo se conforma con frases fáciles de digerir.

La diferencia (no lo invento yo) entre la comunicación del hombre y la mujer, es que la mujer tiene una gran facilidad para la interpretación, el hombre necesita mensajes mucho más directos para entender lo mismo.